Opinión| A propósito del estercolero verbal contra académicos Bruno Rosario Candelier y Manuel Núñez

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Lo extraordinario es que gente llena de tanta mezquindad se sienta con calidad moral para decidir lo que es bueno o malo, y peor aún, para juzgar y descalificar la labor de toda una vida

Por Camelia Michel Díaz

Estoy conmocionada por la capacidad para el denuesto y los insultos ruines y zafios que mucha gente ha esgrimido en contra de Bruno Rosario Candelier y Manuel Núñez, a través de las redes y de los medios de comunicación, a propósito del homenaje al jurista Marino Vinicio Castillo. Y aún estoy más sorprendida porque algunos de los peores epítetos que recibieron ambos, provinieron de personas con suficiente nivel, tanto intelectual, como académico y moral, para expresar su inconformidad de forma decente.

¡Cuánta grosería, cuánta vulgaridad y bajeza! Y lo extraordinario es que gente llena de tanta mezquindad se sienta con calidad moral para decidir lo que es bueno o malo, y peor aún, para juzgar y descalificar la labor de toda una vida de quienes tienen una trayectoria sólida y beneficiosa para la sociedad como ambos académicos.

Bruno Rosario Candelier no necesita cobijarse bajo las alas de la Academia de la Lengua para ser quien es. Muy por el contrario, llegó a esa institución por sus méritos. Luces le sobran y elementos de juicio para tomar las iniciativas que ha tomado en su fructífera labor al frente de la Academia.

De Manuel Núñez no necesito decir mucho, pues el respeto que le profeso no es de estos tiempos, y creo que todos quienes me conocen lo saben. Nuestra amistad data desde que ambos pasamos por los medios de comunicación, él, en calidad de articulista, yo, en mi condición de reportera, y aunque muchos deseen restarle méritos, su labor enjundiosa y versátil talento hablan por sí solos. ¿O acaso esto no es patente en su extensa labor bibliográfica?

Debo decir que estoy segura de que mucha gente está de acuerdo conmigo y no lo dice, porque entre los grandes tabúes de la sociedad actual está todo lo referente a la familia Castillo Semán. Por extensión, todo el que se acerque, le dé la mano, u ose reconocer alguna clase de mérito a cualquiera de los miembros de esa familia, será brutalmente crucificado.

Esto ha pasado con los doctores Rosario Candelier y Núñez Asensio, quienes no son los únicos académicos que estuvieron de acuerdo con el reconocimiento al polémico y connotado jurista, porque en verdad, don Bruno y Manuel son también dos objetivos fundamentales para algunas personas y miembros de esta sociedad que se venden como muy «de avanzada» para resarcir sus propios demonios.

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