Niño Llenas Aybar: madre del asesino y tía de la víctima hace público su sentir

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Mediante carta, la madre del homicida Mario José Redondo Llenas y tía de la víctima José Llenas Aybar compartió un “pedacito” de lo que siente

La recién puesta en libertad de Juan Manuel Moliné Rodríguez, tras cumplir 20 años de prisión por el asesinato del niño José Llenas Aybar, ha puesto nuevamente en palestra pública el denominado “crimen del siglo”, con repercusión en todos los medios tradicionales a nivel nacional y con el aval de las Redes Sociales.

Juan Manuel Moliné Rodríguez fue el confeso cómplice de un asesinato que marcó el sentir del país, debido a la trágica muerte que enfrentó el niño José Llenas Aybar, con apenas 12 años; la falta de datos respecto al móvil del crimen y, lo que es peor de todo, fue su propio primo, Mario José Redondo Llenas, quien le encestó 34 puñaladas.

Ver también: Moliné Domínguez pide perdón por asesinato de niño: “Actúe de manera equivocada”

Al respecto se habla sobre una herida que ha sido removida con la salida de prisión de Moliné Rodríguez, quien ha pedido perdón a la familia del niño y a la sociedad dominicana, y son muchos los escritos que documentan los hechos actualmente.

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Al primo del niño Llenas Aybar, condenado a 30 años, le faltan 10 años para salir en libertad y las referencias sobre su inminente reinserción social se mantienen muy activas, llegando a detonar la respuesta pública de Nora Llenas, quien es la madre de homicida Mario José Redondo Llenas y tía del asesinado niño.

“A veinte años del asesinato de José Llenas Aybar”, fue el titular escrito en el periódico Diario Libre, referido por la madre de Mario José Redondo para escribir lo siguiente carta en su cuenta de Facebook:

“Soy tía de José Rafael y madre de Mario José, uno de los dos condenados por la trágica muerte de mi sobrino. Sufro por mi sobrino, por mi hijo, por mi cuñada, por mi hermano, por toda mi familia y por todos los que de algún modo nos acompañan en este camino de dolor infinito.

En el día de hoy, leí en su columna del Diario Libre: A veinte Años… y me sentí obligada a compartirle un pedacito de lo que siento. No pretendo con mis palabras modificar su postura. A usted como a todos le respeto su forma de pensar.

De mi hijo y sus responsabilidades prefiero que hable él mismo. Ya él no es el joven de 19 años que una vez fue, lo he visto como adulto asumir su responsabilidad y pedir perdón sin condiciones. Otorgar el perdón, él lo sabe muy bien, depende de cada uno y solo si las personas así lo van decidiendo. Nadie está obligado. Solo en Dios los seres humanos encontramos infinita misericordia, y eso, él también lo sabe.

Habiendo pasado los últimos 20 años visitando la cárcel seguramente puede entender que he pensado mucho sobre el propósito del castigo y las expectativas que con más o menos conciencia, como víctimas, nos hacemos sobre la prisión. Ninguna forma de castigo puede reparar la muerte de mi sobrino José Rafael. Sin embargo, no es menos cierto, que no todos los castigos producen los mismos resultados.

Algunas condenas, especialmente cuando los que deben cumplirlas son gente muy joven, pueden llegar a producir en el condenado un propósito de enmienda con efectos positivos mientras viva en el penal y una vez fuera también. Claro que eso no es casual, es necesario que intervenga el tratamiento oportuno y grandes dosis de generosidad social para brindar una segunda oportunidad a los que estamos predispuestos a rechazar. El asunto es que estos ¨rechazados¨ recuperan la libertad un día y entonces solo queda rogar que alguien se haya preocupado por ayudarlos a ser mejor persona porque la mayoría de nosotros no tuvimos ni el tiempo y ni el ánimo de hacer algo distinto.

Desde el punto de vista más puro, creo que la reparación perfecta no existe. Ni para lo simple como puede ser una palabra descompuesta, ni para lo infinitamente doloroso como es la pérdida del tesoro que supone la vida. El arrepentimiento pertinente, el pedir perdón de forma honesta y la evidencia de un propósito de enmienda pueden conducir a la víctima a una situación donde se recuerda sin odio, pero a olvidar plenamente, ni siquiera es conveniente.

Ahora bien, desde el punto de vista del interés de toda la sociedad, no tengo dudas de que lo ideal es que se trabaje para un escenario en donde la falta de uno se llegue a convertir en la lección de muchos. El condenado debe tener entre sus propósitos fundamentales hacerse y servir de instrumento en la prevención. Colocándose y prestándose para que los que construyen una mejor sociedad le saquen a las lecciones de sus corazones el mejor provecho posible. Verás, se podrá discutir si el preso sirve para algo o si merece una oportunidad, pero lo que no tiene discusión es que sirve para ejemplo y para eso, en lo que se resuelve todo lo demás.

Con respeto, Nora Llenas M”

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2 Comentarios

  1. Nada reparara el que estos individuos se ocuparán de arrebatarle la vida a Jose Rafael, este no saldrá de su tumba ni volverá a casa para reencontrarse con su familia, aunque no somos Dios para juzgar, y no hay plazo que no se cumpla. Parte el alma ver la carita de ese niño, uno solo piensa en lo que pudo haber sido…

  2. Ese crimen tan atroz, y por un primo hermano es algo que lo llevamos en la mente como el primer día, a un niño inocente, ver esa sonrisa parte el alma. Esos asesinos no se les ve arrepentimiento, el Moliné salió con altanería, y no se ve sincero cunado pidió perdón.

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