El voto no es una cosa de un pasaje y 200 pesos para la comida de un día, tampoco es el resultado de hacernos creer que viven como nosotros
Por Carla Martínez –carlamartinezjunior@gmail.com
Los pasos recorridos por mi pobre República Dominicana, que abarca también el conocimiento que me ha regalado lo escrito, me han llevado a pensar detenidamente que a pesar de que tengo el derecho de elegir al que tome las riendas del país, no tengo opciones.
Cuando opto por elegir lo menos peor no estoy alzando un voto que represente un cambio, solo estoy ejerciendo mi derecho y alimentando a los que mal me representan a que lo sigan haciendo igual.
Líneas y más líneas, que contrastadas con la experiencia, me dejan con pocas esperanzas…
Noto que en campaña todo es cercanía…el candidato decide quitarse la chaqueta y saltar una alcantarilla que ya ha enfermado a muchos, solo para mostrar cierto mensaje de cercanía; el que juegan a comer en la parada más típica; y hasta los que en alarde de que son “como nosotros” un día hasta toman el hielo y se hacen un “Frío, Frío”, “porque lo conocen y vienen de esa experiencia”.
Se juega con nuestra memoria a cada instante y salen a besarnos por el codiciado voto, y no faltan los que nos recuerdan que nuestra comida depende de que ellos sigan en “el puesto”.
Sé que ellos no tienen la culpa de hacer el tipo de politiquería que hacen, “que mi pobre República Dominicana se ha empecinado en hacerles creer que esa es la forma”, y es algo que me desalienta más.
A esta fecha ya muchos tienen ubicado el vehículo que les llevará a depositar el voto, porque incluye la comida y el pasaje de un día. Muchos dicen que no se mueven sino les pagan, pero esos mismos luego se quejan de que les representen mal, a sabiendas de que fueron piezas claves por un almuerzo y un pasaje.
Con todo esto y más me encuentro por mis caminos, un círculo vicioso que les sigue diciendo a nuestros políticos que jueguen con nosotros.
Hace unos día leí que el candidato a senador del Distrito Nacional por el Partido Unidad Nacional (PUN), Rafael Percival Peña, dijo que sobrevoló la zona de su candidatura lanzando panfletos y “cinco mil pesos a los pobres de todos los barrios”, y me dije: seguimos alimentando malas estrategias políticas; ahí andamos dando armas a los que creen pueden representarnos viéndonos como a los de la caverna.
Este año mi voto lo ejerzo con una campaña para que los políticos nos valoren y respeten, YA BASTA DE LA MALA REPRESENTACIÓN.
Un político que no entienda que soy un ser pensante no tendrá mi voto, tiene que ganarlo. Nada de comprarlo por RD$200 y un almuerzo; nada de influenciarme con las mismas mañas de siempre; que me cambien el discurso y las acciones.
Sé que tengo que ejercer mi derecho al voto, pero hago la pregunta: ¿Y dónde están los candidatos? No los menos malos. Quiero ver LOS CANDIDATOS que lucharán por no seguir vendiendo cuentos añejos, los que demuestren con sus acciones que DE VERDAD trabajan por un mejor futuro para todos.
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