Opinión | La hecatombe morada

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La hecatombe morada del pasado 13 de diciembre evidencia que el partido ideado por Bosch es cosa del pasado

Por Jesús M. Guerrero

Todos fuimos testigos del bochornoso espectáculo que fue la convención del Partido de Liberación Dominicana (PLD), que mas bien parecía una zona de guerra, con saldo de dos muertos, producto del fanatismo político y la intolerancia electoral, uno en Santiago, entre los seguidores de Abel Martínez y Monchy Rodríguez; otro en Barahona, supuestamente ultimado por el hijo del Alcalde del municipio de la comunidad Pescadería.

Lidio Cadet brilló por sus dotes de dramaturgo, tergiversando la realidad de esta “fiesta de la democracia”, digna de un estado de emergencia.

Esta hecatombe morada evidenció que el PLD está dividido. Parece que al entrar por la puerta del frente MVM, con lo que en vida fuera el PRD, la disciplina y la unidad salieron por detrás; Cadet suministró informaciones convenientes para el oficialismo, diciendo que eran incidentes aislados, pero lo que todos vimos fue una “convención” donde contaron primero los muertos y heridos antes que los votos.

Muchos han querido opacar lo lastimoso de este proceso antidemocrático, diciendo que esto es parte del folklore político de nuestro patio; pero esto revela la situación real del PLD, enviando un mensaje claro a los dominicanos: el PLD completó su ciclo histórico y no puede seguir dirigiendo los destinos de la nación.

El Profesor Juan Bosch concibió el PLD como la antítesis del PRD, partido que fue la plataforma para que éste escalara los resortes del poder.

En la actualidad el PLD representa todo lo que Bosch criticó del escenario electoral dominicano, por eso vemos una dirigencia desconectada de sus bases y principalmente de la sociedad, producto de la masificación partidaria.

El PLD es el único partido político en ganar un torneo electoral con una estructura de cuadros en el 1990, dicho triunfo le fue arrebatado por Joaquín Balaguer y el reformismo, para que seis años después, ser ellos dos quienes cerraran el paso para que José Francisco Peña Gómez y su “primero la gente” no subieran las escalinatas de la casa de gobierno.

Durante años el partido de gobierno criticó al PRD, alegando detracciones como indisciplinado, tremendistas, un partido dividido, entre otras. Hoy el PLD es el perfecto blanco para todas esas características negativas que pueden identificar una organización política.

La hecatombe morada ocurrida en fecha 13 de diciembre deja claro que el partido ideado por Bosch es cosa del pasado, en este nuevo peledeísmo impera el clientelismo morboso, las prebendas, dadivas, la traición y si no tienes precio, te quitan del medio, ya sea moralmente o física.

Es tiempo de un cambio de política y de políticos, es tiempo de que las ideas tomen su lugar protagónico en el ejercicio político en nuestro país. La política es el medio por el cual se deben obtener transformaciones sociales en beneficio de la sociedad, no para que un grupo obtenga privilegios onerosos por medio de esta.

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