Opinión | Guerra de encuestas

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Esta guerra de encuestas tiene el objetivo de jugar con la percepción del crecimiento del candidato opositor, pero hay una realidad palpable “Danilo no esta tan alto y Luis no está abajo”

Por Jesús M. Guerrero – @JMGJ23

Ante la proximidad inminente del torneo electoral del 2016 que decidirá quién será el comandante en jefe de la nación, los dominicanos ya estamos acostumbrados a las guerras de encuestas, que no son más que el mecanismo predilecto para jugar y hasta tergiversar las simpatías de las diferentes ofertas electorales.

Hemos visto diferentes encuestas, aplicada por encuestadoras como Mark Penn, anteriormente conocida como Penn, Schoen & Berland, la cual otorga amplia ventaja al candidato presidente, también podemos ver la ASISA que le asigna una delantera a Danilo Medina, pero refleja un desplome considerable de su preferencia en el electorado.

Luego salieron encuestas internacionales como son la Voltia y CIES international, ambas de prestigio, demostrando un crecimiento en el proyecto presidencial del PRM, que encabeza Luis Abinader. En las mismas se proyecta una eventual segunda vuelta electoral, cosa que no pasa desde el 1996, donde los protagonistas eran otros, pero son escenarios parecidos.

Planteo las similitudes entre las circunstancias políticas de 1996 y 2016, una diferencia de 20 años, dos candidatos jóvenes y subestimados contra colosos de la política de nuestro patio, sólo que en el 1996 ese coloso era validado por el pueblo y en la actualidad tenemos un “coloso” aspirando a la presidencia empujado por el erario. Mientras, en el otro lado podemos ver un candidato joven con políticas públicas viables en pro de la ciudadanía.

En el 1996 vimos a un Leonel Fernández escalar los resortes del poder y el resto es historia. La similitud más grande es el descontento y la tensión silente contra el oficialismo, la indignación colectiva de los dominicanos.

Esta guerra de encuestas tiene el objetivo de jugar con la percepción del crecimiento del candidato opositor, situación que tiene a los voceros de la reelección bastante alarmados, pues hay una realidad palpable, «Danilo no esta tan alto y Luis no está abajo».

Le ha sido imposible ocultar el disgusto interno que hay en el PLD, la perdida de aliados y dirigentes de esa organización, además en el país la situación cambió con la implosión causada por el escándalo de la OISOE, cuando el Arq. David Rodríguez se inmoló contra la corrupción.

Los incrédulos entienden que las encuestas son verdades absolutas, hagamos un pequeño recuento de los procesos electorales del 2004 hasta la fecha; en ese proceso electoral, Leonel Fernández enfrento a Hipólito Mejía y a su reelección, las encuestas afirmaban un victoria aplastante en primera vuelta del primero y así fue, pero en las calles se sentía ese grito de guerra que fue: “Es Pa fuera que van”, cosa que ahora no se siente, el mínimo apoyo hacia la reelección de Danilo Medina brilla por su ausencia.

En el 2008 las encuestas daban ganador a Leonel Fernández ante el tristemente célebre Miguel Vargas Maldonado y el rechazo y castigo al PRD aún se sentía en la sociedad, especialmente en la clase media. Ahora el castigo que quiere dar la clase media es contra Danilo Medina por haber vendido un puñado de falsas esperanzas.

En los comicios del 2012, se notaba un desgaste en el PLD, desgastados en el ejercicio del poder, cosa que Danilo Medina sabía que pasaría y así lo afirmó en un acto de su precandidatura en el 2007 al decir: “Me entregaran el partido en el 2012, cuando perderá”.

Las encuestas otorgaban una ventaja considerable al PLD ante lo que en vida fuera el PRD y todos vimos una victoria pírrica, de partido a partido, el PRD se impuso, la victoria se fundamentó en el Bloque Progresista, que ahora carga con el lastre de Miguel Vargas Maldonado y ha perdido sus buques insignias como fueron el PRSC, FNP, PQDC, APD, PUN y otros.

En estos momentos no se percibe una fortaleza del candidato oficialista, porque en su afán de destruir a Leonel Fernández destruyo su partido y cometió un error garrafal dejo la cancha abierta porque lucho dos guerras al mismo tiempo. Lo que se siente en las calles es el crecimiento de la oposición y el desplome de la reelección.

La suerte está echada…

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