Joyas hechas de leche materna: “Tendencia que está calando en el gusto de muchas”

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Para lograr estas obras de arte, la leche materna se somete a un proceso patentado

Ann Marie Sharoupim, de 28 años, fabrica y vende sus propias joyas. Pero esta madre de dos niños, de Rutherford, Nueva Jersey, utiliza un material bastante inusual para elaborar sus collares y pulseras. Y aparentemente, está ganando adeptas que enloquecen con sus productos.

“Ellas quieren preservar los momentos más dulces, más cercanos que tuvieron con sus pequeños,” afirma Ann Marie, que difunde sus creaciones en su página web, MammasLiquidLove.com.

El sistema es simple, y según sus clientas es «genial». Ann Marie recibe una o dos onzas de leche materna cuidadosamente embalada en recipientes para uso médico, luego les realiza un proceso patentado (también es farmacéutica), para convertir la leche en un material sólido, a base de resina, que luce casi como perlas. Luego aplica las «gemas» en diseños que van desde un estilo de vendimia colgante hasta sencillos aros de plata.

«He trabajado durante meses para llegar a una forma de crear joyas duradera», dice la artesana, que ha estado haciendo accesorios desde enero y ha visto un “gran salto” en las ventas de cada mes, a pesar de que utiliza sólo la promoción en Facebook y del “boca en boca”.

“Nadie se da cuenta de que es mi leche a menos que yo se los diga,” dice May Lane, de 34 años, embarazada de su segundo hijo. Ella pagó 200 dólares por un anillo enchapado en oro con su joya familiar.

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Este peculiar negocio comenzó como una muestra de agradecimiento por parte de su propietaria a la amiga que le donó leche materna para alimentar a su segundo hijo. Ella decidió primero regalarle una joya a quien alimentó a su hija, pero al ver su emoción por el regalo creyó que sería bueno extender la idea.

Sharpoupim relató que: “Todo empezó con los problemas para amamantar a mis dos hijos. La más pequeña no toleraba la leche de fórmula y una amiga me donó la suya para ayudar. No sabía cómo devolverle el favor y pensé que sería muy especial hacer algo con la leche materna que sobró. Yo soy farmacéutica y mi marido trabaja con patentes así que dimos con una receta que funcionaba. Cuando le di el colgante, lloró y me dijo que era lo más bonito que le habían regalado. Quise propagar esa felicidad”.

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Mientras que sobre las posibles críticas que puedan surgir sobre su producto expresó: “Cada uno tiene derecho a dar sus propias opiniones. Mi ‘yo’ adolescente habría pensado que es algo desagradable, pero después de amamantar a dos hijos, lo llevo con orgullo. Es como una medalla de madre”.

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